Cuando hablamos sobre la alimentación en la salud bucodental, todos sabemos que masticar una manzana fortalece dientes y encías, pero también hay que recordar qué nos aporta fibra, reduce la formación de placa bacteriana y estimula la producción de saliva.
La dieta y la salud tienen una relación reciproca: estamos hechos del que comemos y todo el que comemos pasa por la boca.
Una dieta deficiente en vitamina C, calcio y vitamina D acelera las enfermedades periodontales. Una dieta deficiente en vitamina B provoca boqueras, llagas e inflamación de la lengua. Una malnutrición es difícil detectar que no aparecen signos muy evidentes. Una alimentación adecuada es importante para el correcto desarrollo de de los dientes en los niños y, necesitan una dieta equilibrada que proporcione calcio, fósforo y flúor. Por eso hacemos tanto énfasis sobre la alimentación en la salud bucodental.
Todo esto se encuentra en el pan, cereales, verduras, frutas, lácteos, carne, pez, huevos y frutos secos. Es aconsejable limitar el número de comidas, no estar “picando” todo el día. Los alimentos que se consumen en las comidas principales liberan más saliva y esta ayuda a reducir el efecto de los ácidos en los dientes.
La salud oral y la dieta interaccionan de tal manera, que esta influye en el desarrollo craneofacial de la mucosa oral. Tiene una influencia decisiva en la aparición de enfermedades dentales y periodontales y se relaciona con un tercio de cánceres de la mucosa oral.
Pero también tenemos que tener en cuenta que ciertos alimentos pueden provocar trastornos dentales si se consumen indiscriminadamente. Por ejemplo las frutas mucho ácidas provocan erosiones en el esmalte. Por lo cual se aconseja enjuagar con agua después de su consumo para neutralizar la acidez.
Los dulces y bollería también provocan cambios que pueden inducir a caries dentales. Por el que se tiene que cepillar los dientes después de ingerirlos.